Capítulo Único: Timmy, el valiente ratón
En una selva vasta y frondosa, donde los árboles tocaban el cielo y las flores adornaban el suelo como un tapiz multicolor, vivía un león llamado Aslan. Este león era el rey indiscutible de la selva, admirado por su fuerza y respetado por su justicia. Con su majestuosa melena dorada y su rugido poderoso, Aslan mantenía el orden y la paz en la selva.
Un día, mientras Aslan descansaba bajo la sombra protectora de un gran baobab, un pequeño y vivaz ratón llamado Timmy se aventuró fuera de su agujero en busca de aventuras. En su recorrido, sin darse cuenta, tropezó sobre la pata del león. Aslan, despertado abruptamente, atrapó al ratón entre sus grandes garras. Timmy, temblando de miedo pero con una valentía sorprendente, imploró por su vida y prometió ayudar al león algún día, si le perdonaba la vida. Intrigado por la osadía del pequeño ratón, Aslan sonrió y lo liberó, pensando en lo improbable de la promesa del ratón.
Los días transcurrieron, y la vida en la selva continuó su ritmo habitual. Aslan había olvidado el incidente con Timmy, hasta que un día, mientras paseaba tranquilamente por la selva, cayó en una trampa tendida por cazadores. Una red fuerte e ineludible lo envolvió, dejándolo atrapado e indefenso. A pesar de sus rugidos y esfuerzos, no pudo liberarse. Los otros animales, asustados por los cazadores, se escondieron en lugar de ayudar.
En ese momento crítico, el pequeño Timmy, que había oído los rugidos de Aslan, corrió hacia el lugar sin dudarlo. Viendo al rey de la selva en apuros, el ratón no se detuvo a pensar en el peligro que él mismo corría. Con determinación y agilidad, Timmy comenzó a roer las cuerdas de la red. Era una tarea ardua, pero el ratón trabajaba incansablemente, movido por su gratitud y valentía.
Mientras roía, Timmy hablaba con Aslan, contándole historias de su vida, sus aventuras y sus sueños. Aslan, a pesar de su situación, se encontró fascinado por la perspectiva y la sinceridad del pequeño ratón. Después de un esfuerzo constante, finalmente, Timmy logró romper suficientes cuerdas para que Aslan pudiera liberarse.
Una vez libre, Aslan miró a Timmy no solo como a un salvador, sino como a un amigo verdadero y valiente. “Has demostrado ser el más noble de todos, pequeño Timmy. Tu coraje y tu bondad no tienen límites, y nunca olvidaré este acto de valentía”, declaró Aslan con una voz llena de gratitud y admiración.
Desde ese día, Aslan y Timmy se convirtieron en amigos inseparables, compartiendo aventuras y aprendiendo el uno del otro. La historia de su amistad se difundió por toda la selva, convirtiéndose en una leyenda que inspiraba a todos. Los animales de la selva aprendieron que no importa el tamaño o la fuerza, sino el valor del corazón y la nobleza de los actos lo que verdaderamente define a un ser.
Así, la fábula de «El León y el Ratón Agradecido» pasó de generación en generación, recordando siempre que la amistad y el valor son más grandes que cualquier diferencia de tamaño o fuerza.